Algunas películas han sido ambiciosas, queriendo representar la magnitud del espacio interestelar (Interstellar) o analizar al detalle las inflexiones de la selección natural (Avatar); algunas películas desean presentar un elenco numeroso (Contagion) o múltiples tramas entrecruzadas (Babel, Crash, Pulp Fiction). En cualquier caso, las películas ambiciosas son las más peligrosas de todas: pueden fallar estrepitosamente. Las que menciono son algunas de las que han logrado ser triunfadoras, pero así como hay grandes victorias (El Señor de los Anillos, Inception), tambien hay otras que no lo logran (Waterworld, Terminator Salvation, El amor en los tiempos del cólera, The Tree of Life). “Boyhood” es la que yo califico como “la película más ambiciosa de todas”.
Boyhood trata de la historia de un niño. Mason Jr. La historia comienza cuando Mason tiene 6 años de edad, y a lo largo de todo el filme, vemos crecer a Mason hasta la edad de 18 años. Eso no tiene nada de ambicioso, cierto, excepto que la película fue grabada durante doce años. Sí, durante doce veranos de doce años consecutivos, los actores, directores, productores y demás se reunieron para filmar un pequeño avance diferencial de esta obra que intenta reflejar el proceso de un niño convertirse en hombre. Este acercamiento lento y paciente de la creación de este filme se difunde en toda la obra: con un guión creado al inicio del proyecto pero con continuas adaptaciones y reescrituras a lo largo de los años, Boyhood no solo revela la verdadera progresión física de los actores, sino el estado mental y el aprendizaje del director. Es Boyhood una de las películas más experimentales que he visto, y tal vez la única en su estilo en la historia del cine. Boyhood es un objeto único, diferente a todos los demás filmes que lo rodean. Sin embargo, una de sus fortalezas es utilizar una narración convencional y lineal, y una trama instrospectiva. Boyhood no cae en las experimentaciones de la juventud, con escenas confusas y fotografía incomprensible, en vez de eso es una historia simple, filmada con gran belleza pero a un estilo clásico.
Es increíble el efecto que produce ver a los personajes envejecer durante dos horas y cuarenta y cinco minutos. El filme logra imprimir en el espectador la sensación de nostalgia y melancolía, como si uno recordara mejores (o peores) viejos tiempos. En la historia de estos personajes, creíble y sin exageraciones, uno puede intermitentemente verse reflejado o recordar la niñez propia, y creo que eso es lo más intenso de este filme: al recordar de esta forma, los sentimientos se agitan y los ojos… Como dice Gandalf en el Señor de los Anillos “No les diré que no lloren, pues no todas las lágrimas son malas”.
El director, Richard Linklater, parece haber observado con detenimiento al mundo y como representar el flujo del tiempo; incluyendo en su narración observaciones acerca de la tecnología, política internacional e historia reciente, adornando la narración con la música, logra establecer perfectamente el fluir del tiempo y la brevedad de la vida. El filme abre sonando “Yellow” de Coldplay, y parece que uno se transporta a la época de esa canción, en el año 2000. El tiempo transcurre, un Gameboy, un Moto Razr, y de repente suena “Somebody that I used to know” y ya han pasado once años, ahora los teléfonos son iPhones y hay tablets y laptops en escenas. Mientras se ve la guerra posterior a la caída de las torres gemelas, la elección de Obama como presidente de USA, uno puede identificar los doce años que transcurren en la película, y sentir que el tiempo pasa, indetenible, y que tal vez los momentos son los que se aprovechan de nosotros y no nosotros quienes aprovechamos el momento. Pero nada más impactante que ver a Ellar Coltrane, el protagonista, pasar de niño a adulto, ver su cuerpo cambiar, sus distintos cortes de cabello, el aparecer de su barba y su estatura. Cierto que Ethan Hawke, que interpreta a su padre, envejece, y Patricia Arquette se convierte en una madre de cuarenta años luego de empezar a los veintiocho. Inclusive la hija de Richard Linklater, Lorelei, protagoniza este filme y pasa de ser una niña traviesa y peleona a una mujer en el esplendor de la vida.
Soy fanático de Richard Linklater. Él, junto con su amigo Ethan Hawke crearon “Before Sunrise”, “Before Sunset” y “Before Midnight”, que explora el amor, la atracción y las parejas observando la interacción durante pocas horas de una de ellas, en tres momentos de su vida: en la juventud aventurera de los veintes, en la responsabilidad y asentamiento de los treintas y en la seriedad y aburrimiento de los cuarentas, filmada cada una de ellas con 9 años de distancia. Además, cada uno de los “befores” tiene un cierre perfecto. Y es cierto que Linklater parece haberse inspirado en Before Sunrise para crear esta historia. En este momento, el personaje de Ethan Hawke, que terminará siendo escritor, sueña con narrar historias diferentes, y propone una película de 24 horas que narre la vida de una persona común, en ese día se vería la belleza florecer de las cosas simples. Tal vez Boyhood sea el filme que ejecuta esta visión, madurada por una intensa reflexión. Al iniciar el filme, parece que Mason padre, Ethan Hawke, interpreta el mismo papel que interpretaba en “Before Sunrise”, pero a medida que pasa el tiempo su personaje evoluciona, tal vez para reflejar el cambio interno de Hawke y Linklater que, a medida que filman, tambien van envejeciendo.
No es la primera vez que se hace un filme que intente recorrer el paso del tiempo en una vida. Una vez vi un filme, “One Day”, que muestra la historia de una pareja durante toda su vida, el mismo dia del año de cada año, desde la juventud hasta la vejez (bueno, no exactamente, pero no me detendré mucho tiempo a describir “One Day”). “El amor en los tiempos del cólera” por ejemplo, tambien muestra el paso del tiempo en los personajes (y mil filmes mas, esto es un vehículo de la narración de muchísimas historias de la humanidad), sin embargo Linklater eligió la manera más poderosa de narrar este filme, y fue a través de los cambios reales de una persona real. Otros filmes, documentales, se han hecho con este efecto, sin embargo ninguno, a mi juicio, ha logrado lo que Boyhood, ser a la vez experimental y accesible. Algunos podrían argumentar que, si hubiera sido filmado con diferentes actores, uno para cada edad, “boyhood” no hubiera conseguido el impacto emocional que se discute, y creo que es verdad; Un “efecto especial” domina al filme, pero es un efecto que todos vivimos, el crecimiento continuo y el envejecimiento. Sin este efecto, de seguro el filme no sería la gran obra que es, aunque Linklater es lo suficientemente inteligente para darnos una película llena de emociones.
Y además de las fortalezas narrativas, el concepto genial y el manejo de la historia, “boyhood” cuenta con actuaciones ejemplares. Ellar Coltrane y Lorelei Linklater, dos niños al inicio del filme, son perfectos en su desempeño, y los adultos Patricia Arquette y Ethan Hawke mostraron todo el pontencial actoral que los define. Ethan Hawke ya ha sido nominado al Oscar en ocasiones anteriores y es uno de mis actores favoritos, espero que por Boyhood obtenga otra nominación. Pero definitivamente la joya del filme es Patricia Arquette, con sus malas decisiones y su increíble puesta en escena.
“Boyhood” presenta la historia como cuando alguien cuenta de su infancia. Esos momentos cuando uno recuerda el pasado son emotivos. Es como ver un álbum de fotos pero en movimiento, es inevitable reflejarse en él. Es como una memoria, segmento a segmento, que pasa por tus ojos. La memoria de alguien más.
Todos sabemos más o menos que es lo que ocurre en la vida de un niño para convertirse en hombre, y aquí Linklater decidió mostrar todo usando un acercamiento creativo: en vez de mostrar todas las etapas de la juventud (el descubrimiento de la muerte, el primer noviazgo, el enamoramiento, el sexo, la pasión artística y otros), el filme se acerca a cada uno de esos momentos de manera implícita, y la mente del espectador hace el resto. No es un filme que presenta toda la información, sino suficiente para que uno pueda construir la historia de los personajes y su vida.
“Boyhood” es, sin duda, una de las mejores películas de la historia del cine. Con un presupuesto muy pequeño estirado a lo largo de doce años, con unas ideas que debían adaptar a la realidad del momento, esta obra se destaca de entre todo lo que la rodea. Es muy posible que sea la ganadora del Oscar de este año.
Mi calificación: 20 de 20. Es perfecta en la imperfección de la vida. Además de tener un cierre genial, como el cierre de todos los filmes de Linklater.
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