“El Libro de la Vida” es una película animada completamente orientada al público latinoamericano. Curiosamente, otras películas animadas han sido elaboradas con el mismo público, en especial las elaboradas por España y otros países europeos (metegol), sin embargo ésta llega producida por 20th Century Fox y por un renombrado Guillermo del Toro, quien dirigió Pacific Rim, El Laberinto del Fauno y las películas de Hellboy. Guillermo del Toro no es lejano a la producción de filmes (y en especial de filmes animados), ya que ha participado en la elaboración de Kung Fu Panda II y El Gato Con Botas (derivación de Shrek especialmente desarrollada para un público latino) entre otras. Poco puedo decir de la participación de del Toro en este filme, aunque fue promocionada con su nombre en grande asociado el filme, sin embargo un filme es de su director.
El director de “El Libro de la Vida” es Jorge Gutierrez, un director mexicano asociado a series animadas de televisión, en especial “El Tigre: Las aventuras de Manny Rivera”, “Mucha Lucha” y “Mad”, y este es su primer acercamiento a la dirección de cine. Supongo que su resultado es estimulante porque la película muestra un cuidado minucioso por los detalles, lo que la hace más rica que ninguna que haya disfrutado en los últimos años. Sin embargo la gran debilidad de este filme no es en la animación sino en la historia.
“El Libro de la vida” es un filme de una cultura muy específica, haciendo referencias directas a una fiesta muy particular de México, la fiesta del día de los muertos (que en realidad dura tres días). Tres deidades, dioses del inframundo, al estilo griego se juegan el destino de la humanidad en apuestas. Esta característica de estos dioses es muy innovadora para un filme animado, sin embargo al principio parece recordar a “La leyenda de los guardianes” con una presentación similar: dioses que caminan entre los hombres determinan el destino de las vidas y de las muertes. No es un problema que la cultura a la que hace referencia este filme sea específica de México e inclusive es muy estimulante (aunque un poco sobrecargado) ver la iconografía mexicana del día de los muertos como protagonista silente de este filme, otorgándole una belleza inesperada aunque muy empalagosa. Los tres dioses en cuestión, La Catrina, inspirada en un cuadro del famoso muralista mexicano Diego Rivera, reina de la sección del inframundo de los recordados; Xibalbá, seguramente inspirado en el Popol Vuh de Centroamérica en vez de México, rey del inframundo de los olvidados; y El Hombre de Cera, el cuidador del camino entre los mundos (y los inframundos), apuestan sobre el destino de las almas, colocando a tres niños como el centro de sus apuestas: el desenlace de la vida de estos tres niños decidirá el destino de las almas de los hombres. Cruel, cuando se piensa, pero común en la religión nativa de muchas regiones del mundo.
Los tres niños en cuestión son Manolo, María y Joaquín, un triángulo inocente cuando eran niños y luego un poco más moderno, con uno de ellos pudiente y poderoso, uno de ellos pobre pero honrado y ella, para agregar alguna variación al triángulo convencional, autosuficiente. No quiero detenerme mucho narrando la historia de este grupo de personajes, solo indicar que hay muchas presiones sociales para alcanzar el gran logro del matrimonio con María, que no desea ser relegada a una posición servil y obediente, a pesar del riesgo que se cierne sobre el pueblo con la amenaza del Chacal, un delincuente todopoderoso y muy temido.
La historia de este filme, recorriendo el mundo y el inframundo, cambia por segmentos, que tienen poca coherencia entre sí. Por momentos es Xibalbá el malo y la amenaza, hasta que su aporte es más bien para apoyar a los héroes. Por momentos es Joaquín el antagonista, hasta que uno descubre que su alma nunca estuvo corrompida sino demasiado acostumbrada a las costumbres del machismo mexicano. Por momentos inclusive el malo es un toro, ya que Manolo es torero. Los cambios de la historia no parecen mezclarse bien, aunque aplaudo que los dioses al final siguen siéndolo, sin una victoria o derrota apreciable de alguno de ellos que parecen jugar con los destinos solo por diversión, verás, la muerte le llega a todos.
Tal vez los niños no pueden apreciar los matices de este filme y el centro de la celebración, pero seguramente ayuda a explicar, aunque desde el punto de vista mágico, que la muerte es inevitable. Lo que sí logra transmitir este filme es un profundo repudio por la muerte por diversión de la fiesta de toros, la cual yo tambien desprecio completamente. Matar por diversión es una corrupción del instinto humano y toda vida debe respetarse, nuestra naturaleza debe honrar la vida. Es muy cierto que todo lo que comemos, plantas y animales, antes de llegar a nosotros, vive; estamos constituidos para comer animales y vegetales y no podemos alimentarnos de materia inorgánica, pero tambien es cierto que convertir el sufrimiento y muerte de otros animales (y plantas) en diversión es irrespetar a la vida y olvidar nuestro lugar en ella. Por eso aplaudo que uno de los mensajes mas intensos y el momento más dramático de este filme sea una condena absoluta a matar toros por diversión, y que este momento va con una disculpa de toda la humanidad por el daño hecho y el sufrimiento que acompañó a estos seres en sus últimos momentos, para calmar la sed de sangre de unos desalmados en la plaza de toros. El último mensaje de este filme es para combatir la cultura del machismo, profundamente hilada al destino histórico de Latinoamérica, poniendo en el centro a una mujer que no quiere ni se dejará dominar (en casi ningún momento de la vida) y de un hombre que tiene intereses artísticos que podrían ser considerados como alejados de la cultura del macho. Aunque pudo alcanzar más logros en este aspecto, el esfuerzo es gratamente recibido por mi y espero que esto trascienda a la infancia que acude a ver esta película.
No creo que sea un filme con la profundidad que alcanza Disney en cada entrega, tal vez porque su historia divaga e intenta alcanzar muchos temas en un solo recorrido. Sin embargo la aprecio por sus esfuerzos. Lamentablemente, la narración está influida muy directamente por otros filmes como King Kong, La Historia Sin Fin, Romeo y Julieta, El Señor de los Anillos y muchos otros que, al observar las semejanzas de los segmentos, disminuye sus logros. Claro, los niños no pueden notar estas semejanzas, pero no son los niños los que entregan los premios en las ceremonias.
Mi calificación: 14 de 20. Siempre es bueno ver a un filme abrazar a los derechos humanos y abandonar la costumbre de la cultura si entorpece al crecimiento de la sociedad. No pierdas de vista la banda sonora, apuesto que “The Apology Song” será nominada al Oscar y muy seguramente la ganadora. Tendremos que esperar.
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