“Los Juegos del Hambre” tienen fortalezas que muchos envidian. Además de un gran casting y una historia cruel y desesperante y a la vez inspiradora y de resistencia, posee grandes momentos y una velocidad que atrapa. Sobre esta misma estructura, las continuaciones intentan montarse, cada una con notables incapacidades de lograrlo. Tal vez el material original, el libro, adolece de lo mismo que estos filmes.
Aclaro lo siguiente: “The Hunger Games” me gustó tanto que terminé leyendo, casi inmediatamente, los libros de donde fueron inspirados. Considero que algunos de los defectos del libro, como el insoportable romance y la indecisión de Katniss entre los dos hombres que la pretenden, fueron sabiamente extirpados de la primera adaptación. Además, considero que la primera película supo concentrarse inteligentemente en los momentos más intensos y pasar aquellos que no aportan relevancia con una inteligencia casi quirúrgica, quedando solo la substancia. El problema fue que la película fue demasiado exitosa, TAN exitosa que quisieron sacar no solo dos continuaciones, sino tres, y en un tiempo muy breve. La primera secuela, “Catching Fire”, fue inferior que la primera parte, pero no por mucho. Logró mantener el tono y el aire, construyendo el ambiente de “revolución” que es necesario y armando la complejidad de los complots que se devenían. Tal vez esta continuación era apilar demasiadas capas sobre la base, y al intentar poner más cartas en esta pirámide, Mockingjay se desbarató.
Mockingjay, por lo menos esta primera parte (o en esta tercera, depende), parece un filme hecho con apuro. No parece haber integridad de trama ni ajustarse correctamente al entorno, y parece como empatado por partes. Es el producto de apurar lo que debe hacerse con calma. Mockingjay Part I presenta de nuevo a Katniss, esta vez sin voluntad y completamente reactiva a los eventos que le suceden, casi como si fuera un ser vacío. Probablemente una de las causas es la notable inferioridad de la fuente original, el libro, respecto a sus partes anteriores, pero creo que simplemente Jennifer Lawrence no pudo entender la vulnerabilidad de Katniss ni su estado mental. A esto se le suma un conflicto que no supo vender el director, Francis Lawrence, entre el Capitolio y el distrito Trece y una narrativa armada como por tarimas, una escena a la vez, prácticamente inconexas.
Aunque la inclusión de Julianne Moore fue un movimiento correcto hacia la construcción de este filme, tal vez la prematura muerte de Phillip Seymour Hoffman impactó negativamente en el producto final. Es que parece que no son capaces de recontar el significado de las muertes y su impacto en los protagonistas, ni el del tamaño de la guerra que es reducido a rosas esparcidas sobre los escombros. Tal vez el problema es que el libro se construye sobre la construcción de segmentos cinematográficos, y aquí parece como un ejercicio de improvisación y de sobreactuación. Tal vez el problema es que a la propaganda se le nota la costura pero no hay elucubraciones de la intencionalidad y el producto obtenido luego de las exposiciones grabadas con cámara en mano.
En definitiva, este filme no es un buen filme. Es largo y en momentos aburrido, como que si no fuera relevante la historia. Tal vez si no hubieran querido dividir el libro en dos partes no hubiera habido necesidad de distenderse tanto en escenas irrelevantes. Creo que solo hubo dos cosas que vale la pena rescatar: Peeta (Josh Hutcherson) y Effie (Elizabeth Banks). Lástima que no hubo oportunidad de ver a Johanna Mason por más de un segundo, tal vez ella hubiera podido salvar el filme, aunque no imagino como, si no aparece en el libro, que parece que siguieron de manera textual (con algunas excepciones).
Mi calificación: 12 de 20. Tal vez es una calificación muy alta para un filme que sirve, apenas, de puente entre la película anterior y la siguiente, condenándose a si misma al olvido.
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