Este año es el año de las películas venezolanas. Aunque tal vez en otro momento de la historia el cine venezolano fue brillante, es 2014 el que retornó a la grandeza. En una inesperada reinvención del cine, este año he visto “Libertador”, “La distancia más larga” y “Liz en Septiembre” que han presentado temas, tal vez ya explorados, pero con un acercamiento novedoso y diferente, en el estilo de grandes filmes de otras regiones de las que estamos más acostumbrados. Otros filmes han aparecido, tal vez con más deseos de triunfar pero al final con implementaciones deficientes, como “Pipí mil pupú dos lucas”, “Pelo Malo” (que en todo el mundo parece fascinar excepto en Venezuela), “Solo”, “El psiquiatra” y otras que aún no he tenido la oportunidad de ver. Lamentablemente, 2014 tambien es el año en el que “Er Conde” decidió entregarnos la tercera de sus películas.
Me acerco entonces al tema en cuestión: Liz en Septiembre. Estoy seguro que su estreno fue, de manera inesperada, pospuesto para octubre. Sin embargo el título simplemente aclara que la historia ocurre en verano, tal vez para lograr hacer referencia a la obra original (Last Summer at Bluefish Cove), que desconozco completamente, del cual está basado, que debe ocurrir en el verano estadounidense. En Venezuela, esa temporada no existe, pero si la asociación entre septiembre y vacaciones. Liz, nuestra heroína, celebra su cumpleaños en una playa, con sus amigas. Liz es lesbiana. No es que sea importante su orientación sexual en la vida, pero lo es para la trama de esta película, tan importante es que la primera frase de Liz, en una apertura muy original del filme nos tiene a Patricia Velásquez, Liz, diciendo “Soy gay”. Eva, el punto de inicio de la historia, se accidenta y queda varada, y tiene que hospedarse en el hotel donde Liz, atraída de forma instantánea, se hospeda. Ahí comienza esta historia de seducción, comedia y relaciones que tiene un acercamiento genial hacia la homosexualidad. Intentando cubrir todo el abanico de los estereotipos sociales y, a la vez, intentando borrarlos, todos los personajes interactúan a través de una red de relaciones muy bien imaginadas y perfectamente ejecutadas. Verás, lo genial de la trama es que Eva no es lesbiana, o por lo menos no lo es al inicio del filme. Te recomiendo que te detengas en este momento si aún no has visto el filme, porque en lo que sigue comentaré algunas cosas que pueden dañar tu experiencia.
Es una necedad pensar que cualquier persona, con el debido esfuerzo y en el contexto adecuado, puede “convertirse” en gay. Simplemente, la sexualidad no funciona así. Pero tambien es cierto que ahora la sexualidad es considerada un conjunto infinito de puntos intermedios entre la atracción absoluta hacia un sexo o al otro. Seguro que lo que Eva buscaba, atormentada por sus traumas del pasado, no era un hombre (estando casada) o una mujer, sino una relación verdadera. Su esposo y ella, por la desgracia más que por el hastío, ya estaban separados. Eva, sin embargo, es inocente e ignorante de las costumbres y de las convenciones sociales de las lesbianas entre las que se encuentra, y más aún, no sabe que Liz la pretende y la desea. Aunque el filme presenta su eventual entendimiento y comprensión de esta parte de su sexualidad y de las costumbres sociales que la acompañan, creo que este no es el tema principal. Aunque Fina Torres, excelente directora, intenta narrar esto, el tema que se propone es más oscuro y desgarrador. Liz está muriendo.
A medida que avanza la historia, Fina Torres nos pinta el pasado de Liz y nos deja ver en el futuro. Liz, genialmente interpretada (y algunos dirán que en forma biográfica) por Patricia Velásquez, fue una importante figura del modelaje Europeo, donde consiguió fama y fortuna. Liz, durante años ha estado batallando contra el cáncer, de ubicación intencionalmente confuso en la narración, y otra vez tiene metástasis y está en estado terminal. Liz, obsesionada con los números y la matemática, piensa en la mortalidad y en el valor de la vida y la trascendencia. Todos estamos destinados a morir, pero todos queremos sobrevivir por nuestras obras en el mundo.
Liz, a medida que conoce a Eva, decide probar métodos antes inexplorados por ella. Intentando obtener un poco más de vida recurre a la santería (pero no la acostumbrada cinematográfica, sino a imposición de manos y rezos). Liz quiere a Eva, pero no quiere arrastrarla a su mundo que se desquebraja. Eva, en cambio, a medida que ve a Liz apagarse más se apega a ella. La película va progresando hacia un estudio de la eutanasia y el valor de la vida y los compromisos del verdadero amor y la amistad.
En el final, Liz, acostada en una cama en un cuarto en un pasaje paradisíaco recibe la eutanasia, por otro nombre asesinato, de su amada Eva. En una de las escenas más intensas y calmadas de la historia del cine venezolano, Eva inyecta a Liz un suero desconocido mientras Liz cuenta, en orden descendente desde diez. Una escena perfecta.
Lamentablemente, el filme no es perfecto. Aunque goza de una fotografía increíble mostrando a Morrocoy de manera utópica y hermosa, aunque plantea relaciones personales muy reales y muy bien interpretadas (y pido disculpas, pero no me detendré a analizar sus papeles brillantes) posee un guión que por momentos es muy poco creíble. Algunas conversaciones, en especial cuando dos personajes interactúan en soledad, ocurren con un vocabulario imposible y unas expresiones que carecen de todo tipo de naturalidad, y aunque todos hacen sus mayores esfuerzos, no puede obtenerse algo bueno de eso. Tambien algunas escenas parecen inconexas, quizás de la necesidad de reducir la longitud de la película o de mostrar la resistencia de la sociedad a la homosexualidad explícita de Liz, pero sin lograr darle una medida justa en la historia. No creo que sus defectos sean suficientes para dañar la experiencia, pero de seguro logran romper, por momentos, el hechizo que construye alrededor de sus personajes.
Mi calificación: 16 de 20. Nunca olvidaré este filme ya que es una de las mejores películas de este año, el año de las mejores películas venezolanas de la historia.
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